El negocio de las lavanderías en New York está en continuo crecimiento y con nuevos inversores en este negocio debido a la ausencia de lavadoras en la mayoría de los hogares, una costumbre que para los europeos puede considerarse algo extraña, pero que en Norteamérica es algo normal.

Por qué no hay lavadoras en las viviendas de New York
La Gran Depresión originada en Estados Unidos en octubre de 1929 llevó a la gente a prescindir de todo aquello que se considerara un lujo y las lavadoras formaban parte de ese grupo, por lo que el lavado de ropa a mano era algo muy común.
Desde 1934 comenzaron a proliferar negocios de lavanderías. Inicialmente eran manipuladas por un empleado, pero luego se popularizó el uso de lavadoras accionadas con monedas, lo que permitió ofrecer un servicio a bajo coste las 24 horas del día.
A pesar de que la situación económica cambió, hay razones de tipo cultural que han influido en que las lavanderías automáticas continúen siendo un gran negocio hoy en día.
Uno de los principales motivos es que los caseros prohíben en sus contratos el uso de lavadoras en los condominios.
Esta prohibición se debe a que los propietarios pretenden evitar posibles inundaciones y filtraciones de agua que puedan afectar a otros pisos, así como el mantenimiento a las tuberías, por lo que prefieren disponer de habitaciones comunes donde las personas puedan acudir a lavar.
En otros casos, el espacio de las viviendas es tan reducido que es preferible utilizar el espacio disponible en electrodomésticos más útiles. Los hogares que disponen de lavadoras se dan ese privilegio, pero deben pagar alquileres más costosos.
Solo las familias con buenos ingresos y el suficiente espacio en sus casas se dan el lujo de tener un espacio disponible para disponer de una lavadora y secadora, pero incluso hasta ellos prefieren acudir a las lavanderías automáticas cuando se trata de lavar prendas de gran tamaño.
Por otro lado, para los neoyorquinos resulta algo tedioso y extraño tener que lavar la ropa, tenderla a secar, recogerla y doblarla para luego guardarla en su lugar, cuando es mucho más sencillo coger toda la ropa y llevarla a un servicio de lavandería automática.
Dónde lavar la ropa en Nueva York
Para quienes deciden visitar la ciudad de Nueva York, bien sea por turismo o negocios, esta puede ser una pregunta muy común sobre todo si van a pasar una temporada relativamente larga y no tienen la disposición de lavar manualmente.
La solución es fácil, ya que en todas partes podremos encontrar laundromats. Lo primero que tendremos que decidir es si queremos acudir a la lavandería o si preferimos que esta venga a nosotros. Son muchas las empresas que ofrecen buscar la ropa y luego la devuelven aseada.
Otra opción es visitar una lavandería, dejar tu vestuario y pasarla a recoger al día siguiente, ya limpia y doblada. Pero si cuentas con tiempo suficiente y no estás dispuesto a pagar dinero de más, tienes la posibilidad de lavarte la ropa tú mismo.
Las lavadoras en las lavanderías funcionan con monedas llamadas quarters y tienen un valor de 25 centavos. Cuentan con máquinas de cambio, para cambiar billetes. Adicionalmente, puedes pagar por la porción de jabón y suavizante necesaria para cada lavada.
Las lavadoras de Nueva York son muy rápidas, un ciclo normal dura unos 20 minutos en total. También disponemos de secadoras de ropa, que tardan unos 7 minutos en secar la ropa. También funcionan con quarters, a un coste de 25 centavos cada una.
Para ahorrar tiempo se puede hacer uso de varias máquinas de lavado y de secado de forma simultánea, pagando el importe por cada una de ellas.
A pesar de que muchas de estas lavanderías neoyorquinas suelen ser antiguas, muchas de estas empresas de lavado ofrecen Wifi, máquinas de café y refrescos, asientos muy cómodos, zona infantil y de lectura, televisión a la carta, e incluso servicios para streaming.